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Parque Nacional "Islas de Santa Fe"

PARQUE Y RESERVA NATURAL ISLAS DE SANTA FE - Características Geofísicas y Diversidad Biológica del Área

DOCUMENTO DEL PROYECTO
PARQUE Y RESERVA NATURAL ISLAS DE SANTA FE

1 – Características Geofísicas y Diversidad Biológica del Área

1.1 – Características geofísicas

El río Paraná y su tributario, el Paraguay, recorren la llanura chaco-pampeana encajonados en una gran falla geológica y en su tramo más austral (delta y cauce del río de la Plata) ocupan un antiguo estuario marino.

La fuerte acción de los ríos constituye el principal factor modelador de toda la eco-región, caracterizada como “azonal”, debido a que sus rasgos no responden a los grandes factores continentales de las zonas que atraviesa (como el clima y la geología), sino a la dinámica fluvial de arrastre y deposición de sedimentos acarreados desde las mesetas y montañas cabecera de cuenca. Es por eso que encontramos una influencia determinante de la selva subtropical misionera o paranaense.

Los picos de grandes lluvias que ocurren en la cuenca ocasiona el desborde estacional del cauce del Paraná y la inundación de las islas vecinas. La brusca disminución de la velocidad de las aguas que provocan esos desbordes produce la deposición del sedimento grueso sobre los márgenes del cauce. Es por este fenómeno que los bordes de las islas y costas son más elevados que su interior, conformando albardones que endican un tipo de extensas cubetas regularmente anegadas en su interior.

La dinámica de las aguas forma canales de interconexión que, cortando el albardón, permite el anegamiento o drenaje de las islas y zonas costeras, según el nivel del río.

El valle de inundación del río Paraná medio y su sistema de islas es muy ancho, oscilando en la provincia de Santa Fe entre 10 Km. y 20 Km. en algunos lugares. Como señaláramos, todo este valle de inundación está ocupado por depósitos aluviales que la dinámica del río modifica constantemente.

La presencia permanente de grandes cuerpos de agua, quietos o en movimiento, genera efectos climáticos locales de alta humedad ambiente y atemperamiento de los extremos de temperatura diarios y estacionales, lo que ha permitido la presencia uniforme de comunidades y especies típicas de las eco-regiones subtropicales húmedas del noreste del país.

1.2 - Importancia del Sistema Hídrico Setúbal-Leyes-Coronda

El área protegida propuesta es parte del complejo de islas de 122 Km de longitud que se desarrolla al Sur del Canal de Acceso al Puerto de Santa Fe, una extensa depresión interfluvial contenida entre los cauces principales de los ríos Paraná, Salado y Coronda.

Físicamente adquiere aspectos cambiantes, desde una llanura de bancos relictuales o bancos sobreelevados ya señalados hasta las áreas de avenamiento impedido próximas a la Laguna Coronda. Funcionalmente no puede describirse este sistema del Coronda sin vincularlo a su componente superior, ya que hasta la construcción del canal de Acceso al Puerto de Santa Fe presentaba un patrón físico y geomórfico continuo.

La singular disposición espacial y funcional del sistema que se inicia en el centro-norte de la provincia de Santa Fe lo convierten, para estados hídricos de aguas medias y bajas, en un ecosistema paralelo del Paraná principal, con lo que funcionalmente adquiere relevancia significativa para la fauna íctica.

En efecto, los cuerpos de agua principales del área Norte, los arroyos Leyes Potrero, y Arroyo Saladillo en el extremo alimentan al sistema lacunar Capón-Setúbal, estas dos últimas lagunas de gran magnitud y sustento de una biodiversidad asombrosa, que hiciera que en épocas coloniales y hasta principios del siglo pasado sirviera para una particular factoría y saladero de peces con destino a las provincias centrales de Argentina.

Reciben el ingreso importante del Arroyo Leyes, que aporta la casi totalidad del caudal de agua de buena calidad al sistema, recordando que éste es el único aporte con escasa alteración al subsistema Salado–Coronda, ya que los ingresos por el Canal de Acceso al Puerto de Santa Fe se encuentran contaminados por la salida del sistema colector de efluentes cloacales de Santa Fe.

Su continuidad espacial y funcional se da a través de la Isla Sirgadero y el río Santa Fe, devenido desde principios del siglo pasado en Canal de Derivación Norte y Sur del Puerto de Santa Fe, siendo el único vínculo hídrico permanente natural entre el Sistema Setúbal-Leyes-Capón y el río Paraná propiamente dicho, constituyendo el camino para las migraciones reproductivas y/o tróficas.

El cuerpo de agua de mayor importancia en el centro del sistema hídrico del Área a Proteger es la laguna Coronda, a la que confluyen los aportes provenientes del río Coronda para todo estado hídrico, mas los aportes provenientes del Cauce Principal del Paraná para períodos de desborde.

La importancia de este cuerpo de aguas está dada por su extensión y escasa profundidad, lo que le confiere características particulares para la cría y desarrollo de las especies ícticas de mayor importancia. El desarrollo espacial de este sistema, adquiere su máxima dimensión precisamente a la altura de esta última laguna Coronda, disminuyendo hacia el Sur, a medida que el cauce principal del Río Paraná se aproxima a la margen derecha, al Norte de la ciudad de Rosario.

En este sentido, las especies ictícolas que provienen del sistema del Coronda-Salado, encuentran una vía continua para introducirse en el cauce y valle del Paraná luego de habitar sistemas más propicios para refugio y alimentación.

Si bien el sistema cuenta con otra comunicación fluvial entre ambos, como es el Canal de Acceso al Puerto de Santa Fe, este es de origen antrópico y de comportamiento hídrico cambiante, con lo que no ofrece igual identidad biológica que el cauce principal y su valle proximal.

En el extremo de la laguna El Capón vuelca sus aguas el arroyo Saladillo, proveniente de un área que posee suelos de moderado tenor salino, por lo que sus aguas también lo son. Esto le confiere propiedades particulares para algunas especies que requieren esa característica para alguna etapa de su desarrollo.

En cuanto a calidad de aguas, debe destacarse la importancia que tiene el sostenimiento del sistema en condiciones similares a las actuales o superadoras, ya que es la fuente para la provisión de agua dulce que alimentará el Acueducto Centro, emplazado a la vera del río Coronda, en el departamento San Jerónimo. El futuro Acueducto Norte emplazará su obra de toma y planta de tratamiento a la altura de la localidad de Desvío Arijón, también en el departamento San Jerónimo, captando agua del río Coronda para luego iniciar el tramo de alimentación paralelo a la ruta provincial 36 S, que se bifurcará en un troncal dirigido al sur y al norte, llegando a Tostado, previo paso por las ciudades de Rafaela y Sunchales.

1.3 – Diversidad Biológica

La vegetación nativa característica del valle de inundación del Paraná medio es una ramificación de la eco-región de la Selva Misionera o Paranaense, y sus selvas o bosques marginales se extienden hacia el sur formando angostas galerías a lo largo del río, penetrando hacia el oeste por todos sus afluentes, esteros y lagunas.

Por tal razón, el área costera de Santa Fe pertenece a la Eco-región del Delta e Islas del Paraná.

Los ecosistemas acuáticos son los sitios donde se genera más vida y esto se debe a los cambios que suceden como consecuencia de las variantes en la pendiente del suelo. A medida que el terreno va descendiendo y nos acercamos al agua, encontramos mayor variedad de comunidades o asociaciones vegetales que ofrecen recursos abundantes para ser utilizados por los animales.

1.3.a) Flora Nativa

Cubriendo las costas de las lagunas y bañados encontramos diversas comunidades vegetales, entre las que se destacan los varillares de Duraznillo blanco, juncos, cataizales, pajonales y en aguas profundas aparece el camalotal. El Duraznillo blanco suele ser excluido por el Junco (Scirpus californicus), una delgada ciperácea que puede alcanzar hasta dos metros de altura. El gran desarrollo del Junco llega a producir la desecación de algunos cuerpos de agua: al morir sus tallos elevan el fondo de muchas lagunas interiores, avanzando un paso más en la sucesión natural.

En los albardones se encuentran los bosques fluviales o ribereños, que son angostos (varían desde una sola hilera de árboles hasta más de setenta metros de ancho) y cuya vegetación va cambiando de acuerdo a su grado de madurez. El Sauce criollo (Salix humboldtiana) y el Aliso (Tessaria integrifolia) suelen formar colonias casi puras denominadas genéricamente sauzales en las márgenes de los ríos. Son las primeras especies que colonizan los albardones recientemente formados o sitios despojados de su vegetación natural a causa de una perturbación.

En los sitios mas altos, se desarrollan otras especies como el Ceibo (Erytrhyna cristagalli), el Laurel de río (Nectandra falcifolia), el Timbó blanco (Cathormion polyanthum) o el Curupí (Sapium haematospermun), que enriquecen la composición de estos bosques, los cuales presentan también un estrato herbáceo de gran importancia (arbustales de espinillo, chilcas, rama negra, sarandíes, etc.; y pastizales de cortadera, totora, espadaña, carrizo, canutillo y numerosas especies de gramíneas).

En suelos bajos, próximos a los cursos de agua, se hallan pequeños bosques de Espinillo o Aromito (Acacia caven), los que se destacan por la fragancia y el colorido de sus flores.

1.3.b) Fauna Nativa

La fauna es particularmente rica comparada, por ejemplo, con la pampeana, a causa de la influencia ecoregional misionera mencionada, la variedad de ecosistemas y la presencia de refugios naturales.

Entre los reptiles, el Lagarto overo (Tupinambis teguixin), la Tortuga acuática de cuello largo (Hidromedusa tectifera) y las tortugas terrestres (Chelonoidis spp.) son abundantes localmente. El Yacaré negro (Caiman yacare) y el Yacaré ñato (Caimán latirostris chacoensis) llegan desde el norte hasta el Delta Superior entrerriano, donde el último incluso nidifica. También sobresalen como especies carismáticas la Yarará (Bothrops spp.), la Víbora de Coral (Micrurus pirrhocryptus) y la Cascabel (Crotalus durissus terrificus), y una variedad de especies de tortugas de río, lagartijas, víboras y culebras.

Hay una gran diversidad de anfibios compuesta por un elevado número de especies de ranas, sapos, escuerzos, etc. (Familias Microhylidae, Leptodactylidae, Hylidae, Bufonidae, y Pseudidae).

Entre las aves encontramos el Hornero (Furnarius rufus), el Arañero cara negra (Geothlypis aequinoctialis), el Tordo renegrido (Molotrhus bonariensis), la Cardenilla (Paroaria capitata), el Pico de plata (Hymenops perspicillata), el Cabecita negra (Carduelis magellanica), la Torcacita (Columbina picui), el Jilguero (Sicalis flaveola): la Tacuarita azul (Polioptila dumicola), el Benteveo (Pitangus sulphuratus), el Carpintero real (Colaptes melanolaimus), el Chingolo (Zonotrichia capensis), el Zorzal colorado (Turdus rufiventris), el Cardenal (Paroaria coronata), etc.

Asociadas a lagunas, bañados y cursos hídricos, hallan hábitat propicios diferentes aves acuáticas, entre las que podemos reconocer al Biguá (Phalacrocorax olivaceus), el Caraú (Aramus guarauna), la Garza blanca (Egretta alba), la Garza bruja (Nycticorax nicticorax), la Garcita azulada (Butorides striatus), la Gallareta chica (Fulica leucoptera), el Gallito de agua (Jacana jacana) y el Pato sirirí pampa (Dendrocygna viduata), como los mas abundantes.

Entre las aves migratorias que hacen escala en la eco-región podemos mencionar a la Golondrina doméstica (Progne chalybea), la Golondrina parda (Phaeoprogne tapera), el Suiriri real (Tyrannus melancholicus) y la Tijereta (Tyrannus savana).

Los mamíferos más característicos son el Peludo o Tatú (Chaetophractus villosus), el Lobito de río (Lontra longicaudis), el Carpincho (Hydrochoeris hydrochaeris), el Gato de los pajonales (Oncifelis colocolo), la Rata acuática (Scapteromys acuaticus), la Rata colorada (Holochilus brasiliensis), el Ratón de campo (Akodon azarae), el Cuis común (Galea musteloides), el Coipo (Myocastor coypus), la Comadreja colorada (Lutreolina crassicaudata), la Comadreja overa (Didelphis albiventris), la Comadrejita rojiza o enana (Gracilinanus agilis), la Marmosa común (Thylamys pusilla), el Colicorto pampeano (Monodelphis dimidiata), el Murciélago Cola de ratón (Tadarida brasiliensis), el Murciélago pardo (Eptecisus brasiliensis), el Vampiro (Desmodus rotundus), entre otros.

La presión antrópica sobre los ecosistemas naturales, especialmente la colonización y la urbanización, trajo aparejado un desplazamiento de mamíferos autóctonos de gran envergadura hacia zonas menos modificadas, por lo que ya no los podemos encontrar en la costa santafesina del Paraná ni en sus islas.

Entre ellos, están el Yaguareté (Leo onca), el Puma (Puma concolor), el Ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), el Venado de las pampas (Ozotoceros bezaarticus), el Aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), el Zorro pampa (Canis gymnocereus) y el Tamanduá (Myrmecophaga tridactyla).

Vale destacar la importancia de una ictiofauna notable, por el tamaño y abundancia de sus representantes. En sus aguas se encuentra el Dorado (Salminus brasiliensis), el Surubí (Pseudoplatystoma coruscans), el Surubí atigrado (P. fasciatum), el Manduvá (Ageneiosus brevifilis), el Manduví (Ageneiosus valenciennesi), el Bagre sapo (Rhamdia quelen), el Bagre hocicón (Auchenipterus osteomystax), el Bagre blanco (Pimelodus albicans) y el amarillo (Pimelodus maculatus), el Pacú (Piaractus mesopotamicus), la Boga (Leporinus obtusidens), el Sábalo (Prochilodus lineatus), la Tararira (Hoplias malabaricus), la Anguila picuda (Rhamphichthys rostratus), varias especies de Palometa o Piraña (Serrasalmus spp.), varias especies de Mojarra (Astyanax spp.), Salmón de río (Brycon orbygnianus) y varias especies de Raya de río (Potamotrygon app.), etc.

2 – Impacto Ambiental, Pasivo Ambiental y Nuevo Paradigma Histórico

Todas las características enunciadas, los procesos naturales y la biodiversidad que venimos señalando, están perturbados definitivamente por la presencia histórica de las ciudades costeras, que actúan como enclaves artificiales y construidos, injertados en el paisaje e impactando negativamente sobre casi todos los componentes de esa diversidad (ecosistemas, especies y diversidad genética).

La propia dinámica del río está pervertida por endicamientos, terraplenes, canales artificiales, rectificaciones de curso, defensas costeras, etc.; todo un sistema que entra en crisis periódicamente (y no sólo en el Paraná, sino en todo el mundo) cuando el río vuelve por sus fueros en crecidas extraordinarias que superan las previsiones humanas y producen los desastres de las grandes inundaciones.

Buen ejemplo de ello es la ciudad de Santa Fe, ubicada en medio de los valles de inundación del Paraná y del Salado, la que se encuentra prácticamente amurallada por varios tipos de terraplenes, muchos de ellos aprovechados como avenidas costeras.

A esta artificialidad urbana y al manejo perverso del río hay que sumarle la contaminación generada por la población humana en la sociedad industrial y nos encontraremos en condiciones de medir el pasivo ambiental que cargamos las actuales generaciones y heredarán las que nos continúen. A nivel local, nacional y global.

Este el costo del desarrollo de nuestra civilización (también, la principal amenaza a nuestra existencia en el tiempo, a nuestra sustentabilidad).

Un costo no asumido como tal hasta hace unos 30 años y considerado por mucho tiempo como una externalidad absoluta al proceso económico, contra la que había que lidiar solamente cuando se producían catástrofes naturales.

Así como en el Siglo XX el Occidente internalizó en las economías nacionales los costos educativo, de la seguridad social y de la salud pública, el imperativo global del Siglo XXI será la internalización del costo ambiental.

Desde esta perspectiva aparece el nuevo paradigma del desarrollo sustentable, que consiste en asumir el pasivo ambiental histórico para revertirlo y mitigar sus efectos sobre la naturaleza; conservar y recuperar los ecosistemas naturales; y encarar los nuevos emprendimientos humanos en una relación amable con el ambiente, asegurando el aprovechamiento a perpetuidad de los recursos naturales.

Una sustentabilidad ambiental integrada a las otras cuatro sustentabilidades del desarrollo: justicia social, identidad cultural, democracia política y economía de mercado, como fueran asumidas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados por los Estados Miembros de las Naciones Unidas.

Se trata de establecer una relación de costo-beneficio entre desarrollo y ambiente, donde el actual costo ambiental absoluto pase a ser un costo relativo, mediante el monitoreo, la prevención y la mitigación de los impactos negativos, por un lado; y la generación de impactos positivos (reversión de pasivos históricos, conservación y recuperación de la naturaleza), por el otro.

Una Oportunidad para Santa Fe

La provincia de Santa Fe ha comenzado a dar respuesta a la cuestión mediante la Ley N° 11.717 y su Decreto Reglamentario N° 101/03, que establece la normativa ambiental que rige cualquier emprendimiento que se desarrolle en su territorio. Esto significa que a partir de este siglo comienzan a ser evaluados, prevenidos, monitoreados y/o mitigados los impactos ambientales negativos ocasionados por las diferentes actividades humanas en la provincia.

La relocalización del Puerto sobre las aguas profundas del río Paraná implica una gran oportunidad para que Santa Fe pueda dar otro paso estratégico en la definición de su perfil ambiental y paisajístico.

El Puerto de Santa Fe fue inaugurado en 1910, cuando los buques tenían una capacidad de carga de 10.000 toneladas y la profundidad establecida entre Rosario y la ciudad de Paraná era de 19 pies. Cien años después, Santa Fe registra profundidades de 22 pies, mientras que Rosario tiene 32 pies y brega por llegar a los 40 pies. De esta manera, el actual puerto fue perdiendo presencia en el tráfico de ultramar y fue decreciendo su actividad.

Con el fin de recuperar competitividad y lograr una mayor inserción en el mercado internacional está en marcha un proyecto de traslado hacia una nueva ubicación en aguas más profundas, ya sobre el río Paraná.

El pasivo ambiental acumulado por el puerto viejo y las poblaciones de la zona costera, entre ellas la ciudad de Santa Fe, y los nuevos impactos negativos que surgirán de la construcción y operación del puerto nuevo (que deberán ser prevenidos o mitigados) exigen un fuerte impacto positivo orientado a conservar el entorno paisajístico y la biodiversidad, como acción compensatoria que responda a la lógica costo-beneficio en el marco de la sustentabilidad de los recursos.

Santa Fe tiene la necesidad y la oportunidad de concretar el más importante activo ambiental provincial de la historia al presente, frente al pasivo ambiental secularmente acumulado a orillas del Paraná.

4 – Proyecto Parque y Reserva Natural Islas de Santa Fe

La eco-región del Delta e Islas del Paraná Medio tiene una representación mínima y una escasa cobertura de conservación (PN Diamante) en el sistema de áreas naturales protegidas de nuestro país (efectivamente implementadas), más allá de declaraciones de valor de Organismos multilaterales.

Es hora de asegurar la protección efectiva de un área representativa de esta eco-región y de amplia cobertura, llevando a la acción concreta la declaración de valor de la Convención Ramsar de Humedales de Importancia Internacional. Para nuestro país y para las provincias involucradas es una asignatura pendiente.

La Comisión integrada por la Subsecretaría de Pesca y Recursos Naturales de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia, el Ente Administrador del Puerto de Santa Fe, la Universidad Nacional del Litoral y la Fundación Hábitat y Desarrollo proponen la creación, implementación y manejo del Parque y Reserva Natural Islas de Santa Fe, como impacto positivo de conservación de la naturaleza local, acción compensatoria y reducción del pasivo ambiental histórico.

Y también como oportunidad para la educación, la recreación y el desarrollo sustentable, generando oportunidades para el uso a perpetuidad de uno de nuestros principales recursos naturales.

4.1. – Ubicación Geográfica del Área Protegida

Se identificó un área de alto valor para la conservación, con escasas amenazas de presión antrópica, reducidos y manejables conflictos de intereses y potencialidad para el desarrollo del eco-turismo, en el complejo de islas de baja intensidad de uso de 122 Km a lo largo del valle de inundación del Paraná, ubicadas desde el Sur de la Ciudad de Santa Fe (Canal de Acceso) hasta la confluencia de los ríos Coronda y Paraná (Km. 473).

La superficie geográfica identificada es de aproximadamente 160.000 ha y el proyecto podría ocupar todo el territorio o una porción del mismo, aunque el conjunto configura un ecosistema único con límites precisos.

El área limita al Noreste con el Canal de Acceso al actual Puerto de Santa Fe y al Noroeste con el Canal de Derivación Sur del Puerto y el río Santa Fe. Ambos canales fueron construidos por el hombre, lo mismo que la costa Norte del área identificada, por lo que sus características naturales están modificadas.

Por esta razón es que se recomienda excluir este sector de la Reserva, zonificándolo como una zona construida con capacidad para concentrar una amplia gama de actividades planificadas y la mayor cantidad de impactos controlados de toda el área identificada.

En términos de conservación, el proyecto de Reserva tendría su límite Norte en esa zona artificializada de uso intensivo planificado y controlado.

El límite Oeste del área identificada es el río Coronda y la costa occidental de la laguna Coronda, hasta la confluencia del primero con el río Paraná.

El límite Este está configurado, de norte a sur, por el río Paraná hasta su confluencia con el río Coronda.

La mencionada confluencia (Km. 473) es el punto Sur del área identificada.

Frente a esa confluencia, sobre el río Coronda, se encuentra Puerto Gaboto, el primer enclave fundado por los españoles en territorio argentino, con un gran potencial arqueológico y turístico.

El conjunto del área es un entramado de lagunas, esteros, albardones que conforman las costas de los ríos Paraná y Coronda y tierras inundables en diferentes épocas del año, por lo que existe algunas zonas con ganadería temporal de baja intensidad.

Las tierras más altas y con ganadería permanente están ubicadas en la costa de relleno artificial del Canal de Acceso al viejo Puerto (sector excluido del proyecto de Reserva). En el resto del área, los usos habituales son recreativos, apícolas y de pesca, actividades compatibles con un ordenamiento y manejo conservacionista.

El Dominio territorial del proyecto de Área Protegida está compuesto por un mosaico de tierras fiscales y privadas, estas últimas con un bajo valor de mercado y escasos usos estacionales por su condición de inundables.

Del otro lado del río Paraná, en la provincia de Entre Ríos, se encuentra el Parque Nacional Diamante (Pre-Delta), de 2.458 ha, un área de escasa superficie y cobertura eco-regional, por lo que la integración de ambas áreas permitiría una cabal representación de la eco-región en el universo de áreas protegidas del país.

4.2. – Un posible Parque Nacional para Santa Fe

Santa Fe es una de las pocas provincias que no tiene un parque nacional, que hoy es la mayor marca registrada de convocatoria turística internacional de la Argentina.

Santa Fe tiene derecho a inscribir su nombre junto a Nahuel Huapi, Los Glaciares, Iguazú, Lanín, Talampaya, El Palmar, Tierra del Fuego, Quijadas, etc., y ser parte de la oferta natural que nuestro país le vende al mundo. Y Santa Fe tiene la posibilidad de que un área de su territorio forme parte del Patrimonio Natural Común de los argentinos, conservado a perpetuidad por el Estado Nacional.

Una decisión de esta índole sólo la puede tomar la propia Provincia, que constitucionalmente tiene el dominio originario de sus recursos naturales y no el Estado Nacional, pero creemos que están dadas las condiciones para debatir el tema: las Islas de Santa Fe son la oportunidad.

Santa Fe, 28 de Febrero de 2.007

Comisión Pro-Parque y Reserva Natural:
Alejandro Larriera, Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable
Franklin Códromaz, Ente Administrador Puerto de Santa Fe
Carlos Zapata, Universidad Nacional del Litoral
Pablo Tabarez, Fundación Hábitat y Desarrollo
Fernando Ardura, Coordinación Comisión y elaboración del Documento

5 – Fuentes Consultadas

Alberdi, M. T.; G. Leone y E. P. Tonni. 1995. Evolución biológica y climatológica de la región pampeana durante los últimos cinco millones de años. Un ensayo de correlación con el Mediterráneo Occidental. Monografía. Museo Nacional de Ciencias naturales. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 423 p.

Andelman, M. y J. García Fernández. 2000. Una agenda para conservar el patrimonio natural de la Argentina. Resumen ejecutivo de la propuesta de la Estrategia Nacional de Biodiversidad. Fundación C&M - FUCEMA - Grupo Nacional de Biodiversidad de UICN. Buenos Aires, Argentina. 80 p.

APN. 1998. Eco-regiones de la Argentina. Ediciones del PRODIA. Buenos Aires. 42 p.

De La Peña, M. 1987. Características ecológicas de algunos ambientes que frecuentan las aves argentinas. 181 p.

Ente Administrador Puerto de Santa Fe. 2005. Reconversión Portuaria: Plan Maestro Puerto de Santa Fe. (www.puertosfe.com)

Nofal, B. et al. 2005. Lineamientos estratégicos para el nuevo Puerto de Santa Fe en el MERCOSUR. Bolsa de Comercio de Santa Fe. 90 p.

Zapata, C. 2007. Dinámica del Sistema Coronda. Recopilación de investigaciones de los Dres. Argentino Bonetto, G. Martinez Achenbach, N Oldani y otros, como aporte al presente documento. Universidad Nacional del Litoral. Sin publicar.

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