Un análisis de suelos completo es la base para la recuperación de campos de fútbol con problemas y una herramienta para reducir costos.
El continuo aumento en los costos básicos de fertilidad ha ejercido una tremenda presión sobre los presupuestos de los gerentes de mantenimiento de césped y está forzando cambios sin precedente en la forma en que nuestra industria encara el negocio. Al mismo tiempo, las exigencias de calidad, de uso y las presiones medioambientales son cada vez mayores. Estas exigencias nos están obligando a todos a encontrar maneras de reducir gastos, a la vez que intentamos mantener nuestros puestos de trabajo, la calidad de nuestros campos y la seguridad que el público espera.
Muchas de estas exigencias están enviando a muchos encargados de regreso a las aulas para repensar antiguas prácticas y actualizar sus conocimientos sobre temas básicos, entre los más importantes, el análisis del suelo.
He analizado muestras de suelo durante más de 25 años. Este año, más de 10.000 llegarán a mi escritorio, provenientes de espacios verdes de todas partes del mundo. Muchos de estos sitios han sido evaluados en forma anual, en algunos casos durante periodos de hasta 15 años. La información que brindan estos análisis de suelo constituye una poderosa herramienta de investigación que ha permitido a muchos gerentes de campo descubrir maneras de renovar un césped deteriorado sin incurrir en costos excesivamente elevados.
En la actualidad, más que nunca, comprender lo que el suelo necesita no sólo resulta prudente, sino que se está volviendo una necesidad. Los análisis de suelo, sin embargo, continúan siendo un misterio para muchos de nosotros, como lo fueron para mí cuando era un joven profesional recién salido de la universidad. Observaba los cientos de análisis de suelo ante mí y sentía nada más que frustración en mi falta de comprensión. Veo ahora la misma frustración en los ojos de muchos encargados de mantenimiento de césped, porque el análisis de suelo puede resultar confuso. No obstante, es nuestro trabajo de análisis básico, y al comprender qué está mal, podemos producir cambios significativos en la forma en que trabaja el suelo y en la manera en que responde la planta.
Al comprender bien al suelo, podemos ayudar a abrirlo (en términos físicos) permitiendo que más aire y agua circulen dentro de su perfil, lo cual mejora el drenaje, crea un sistema de control y equilibrio de agentes patógenos, moviliza mejor a los nutrientes, mejora la recuperación y reduce la necesidad de fertilizantes.
La recuperación de un campo debe comenzar por un estudio del suelo completo. Lamentablemente, muchos de los tests disponibles en la actualidad no son muy completos y simplemente producen más confusión. Muchos de ellos se brindan en forma gratuita y por algo son gratis: apenas se diferencian de una simple lectura de PH. Esta falta de información hace que sea muy difícil recuperar un campo en forma efectiva.
Una prueba de suelo de calidad debería incluir la C.E.C. (capacidad de intercambio catiónico) mostrando cuántos nutrientes puede retener el suelo, siendo que en un suelo arcilloso, la CEC es mucho más grande que un suelo a base de arena. Debería incluir, además, los aniones (elementos con carga negativa) y los cationes (elementos con carga positiva) básicos y sería ideal que mostrara los niveles deseados de calcio, magnesio y potasio, los tres nutrientes que componen el 85% de la saturación base del suelo. Una saturación base completa (el porcentaje de los cationes en el coloide del suelo) debería incluir calcio, magnesio, potasio, sodio, oligoelementos e hidrógeno.
Demasiadas pruebas de suelo mostrarán una lista parcial de porcentajes de estos importantes cationes, pero promediarán la lista corta y aún mostrarán lo que aparenta ser un porcentaje total. Recuerde que porcentaje se refiere al 100%. Los números de la saturación básica deberían siempre sumar 100%. Si arrojan una cifra mayor o menor, no se está tratando con una saturación de base completa. O, lo mismo, si uno de los seis cationes no se encuentra incluido.
A continuación relataremos las experiencias de Bob Studholme, un miembro del departamento de Parks Authority, en el condado de Fairfax, Virginia. Cuando Bob comenzó a analizar sus 275 campos en los laboratorios Logan Labs de Ohio, se concentró en equilibrar sus suelos. Luego notó que los mismos drenaban mejor, se recuperaban con mayor facilidad y el costo de su fertilidad había disminuido notablemente. Bob buscó elevar los niveles de calcio entre 60 y 70%, el magnesio entre 12% y 17% y el nivel de potasio cerca del 5% y siempre intentó mantener los niveles de hidrógeno a un 10%, dado que conforme a su análisis de suelo completo, un 10% de hidrógeno siempre le daría un PH de 6,3. Esta cifra es generalmente reconocida como el valor “ideal” de PH en razón de que es el punto en el que se produce una movilidad potencial máxima, tanto de los macronutrientes como de los micronutrientes.
CONTINUA EN PARTE II
Joel Simmons es agrónomo en Easton, Pennsylvania, Estados Unidos. Se ha desempeñado como Penn State County Extension Agent y como instructor de suelos en la Universidad de Rutgers.
El presente artículo fue cedido a TGM por la Sports Turf Managers Association y extraído de su sitio Web.
JARDINES AL SUR - Sembrá césped, es bueno para vos y los tuyos.!
Av. Aristobulo del Valle 4987 - (3000) SANTA FE - Tel: 0342-455-7476
El continuo aumento en los costos básicos de fertilidad ha ejercido una tremenda presión sobre los presupuestos de los gerentes de mantenimiento de césped y está forzando cambios sin precedente en la forma en que nuestra industria encara el negocio. Al mismo tiempo, las exigencias de calidad, de uso y las presiones medioambientales son cada vez mayores. Estas exigencias nos están obligando a todos a encontrar maneras de reducir gastos, a la vez que intentamos mantener nuestros puestos de trabajo, la calidad de nuestros campos y la seguridad que el público espera.
Muchas de estas exigencias están enviando a muchos encargados de regreso a las aulas para repensar antiguas prácticas y actualizar sus conocimientos sobre temas básicos, entre los más importantes, el análisis del suelo.
He analizado muestras de suelo durante más de 25 años. Este año, más de 10.000 llegarán a mi escritorio, provenientes de espacios verdes de todas partes del mundo. Muchos de estos sitios han sido evaluados en forma anual, en algunos casos durante periodos de hasta 15 años. La información que brindan estos análisis de suelo constituye una poderosa herramienta de investigación que ha permitido a muchos gerentes de campo descubrir maneras de renovar un césped deteriorado sin incurrir en costos excesivamente elevados.
En la actualidad, más que nunca, comprender lo que el suelo necesita no sólo resulta prudente, sino que se está volviendo una necesidad. Los análisis de suelo, sin embargo, continúan siendo un misterio para muchos de nosotros, como lo fueron para mí cuando era un joven profesional recién salido de la universidad. Observaba los cientos de análisis de suelo ante mí y sentía nada más que frustración en mi falta de comprensión. Veo ahora la misma frustración en los ojos de muchos encargados de mantenimiento de césped, porque el análisis de suelo puede resultar confuso. No obstante, es nuestro trabajo de análisis básico, y al comprender qué está mal, podemos producir cambios significativos en la forma en que trabaja el suelo y en la manera en que responde la planta.
Al comprender bien al suelo, podemos ayudar a abrirlo (en términos físicos) permitiendo que más aire y agua circulen dentro de su perfil, lo cual mejora el drenaje, crea un sistema de control y equilibrio de agentes patógenos, moviliza mejor a los nutrientes, mejora la recuperación y reduce la necesidad de fertilizantes.
La recuperación de un campo debe comenzar por un estudio del suelo completo. Lamentablemente, muchos de los tests disponibles en la actualidad no son muy completos y simplemente producen más confusión. Muchos de ellos se brindan en forma gratuita y por algo son gratis: apenas se diferencian de una simple lectura de PH. Esta falta de información hace que sea muy difícil recuperar un campo en forma efectiva.
Una prueba de suelo de calidad debería incluir la C.E.C. (capacidad de intercambio catiónico) mostrando cuántos nutrientes puede retener el suelo, siendo que en un suelo arcilloso, la CEC es mucho más grande que un suelo a base de arena. Debería incluir, además, los aniones (elementos con carga negativa) y los cationes (elementos con carga positiva) básicos y sería ideal que mostrara los niveles deseados de calcio, magnesio y potasio, los tres nutrientes que componen el 85% de la saturación base del suelo. Una saturación base completa (el porcentaje de los cationes en el coloide del suelo) debería incluir calcio, magnesio, potasio, sodio, oligoelementos e hidrógeno.
Demasiadas pruebas de suelo mostrarán una lista parcial de porcentajes de estos importantes cationes, pero promediarán la lista corta y aún mostrarán lo que aparenta ser un porcentaje total. Recuerde que porcentaje se refiere al 100%. Los números de la saturación básica deberían siempre sumar 100%. Si arrojan una cifra mayor o menor, no se está tratando con una saturación de base completa. O, lo mismo, si uno de los seis cationes no se encuentra incluido.
A continuación relataremos las experiencias de Bob Studholme, un miembro del departamento de Parks Authority, en el condado de Fairfax, Virginia. Cuando Bob comenzó a analizar sus 275 campos en los laboratorios Logan Labs de Ohio, se concentró en equilibrar sus suelos. Luego notó que los mismos drenaban mejor, se recuperaban con mayor facilidad y el costo de su fertilidad había disminuido notablemente. Bob buscó elevar los niveles de calcio entre 60 y 70%, el magnesio entre 12% y 17% y el nivel de potasio cerca del 5% y siempre intentó mantener los niveles de hidrógeno a un 10%, dado que conforme a su análisis de suelo completo, un 10% de hidrógeno siempre le daría un PH de 6,3. Esta cifra es generalmente reconocida como el valor “ideal” de PH en razón de que es el punto en el que se produce una movilidad potencial máxima, tanto de los macronutrientes como de los micronutrientes.
CONTINUA EN PARTE II
Joel Simmons es agrónomo en Easton, Pennsylvania, Estados Unidos. Se ha desempeñado como Penn State County Extension Agent y como instructor de suelos en la Universidad de Rutgers.
El presente artículo fue cedido a TGM por la Sports Turf Managers Association y extraído de su sitio Web.
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