Un muro de árboles y vegetación de 15 kilómetros de ancho y 7.775 kilómetros de largo, que atraviese once países africanos al sur del Sahara para luchar contra la desertificación y la pobreza. Propuesto en los años ´80, la Gran Muralla Verde cuenta ahora con el respaldo económico de varias organizaciones internacionales para convertirse en una realidad. No sería el primer proyecto de estas características en el mundo, como lo demuestran diversos cinturones verdes en China, Canadá o Estados Unidos. La desertificación y la sequía ganan la batalla en África. El Sahel, una zona de transición entre el Sahara y las sabanas, ve cómo la arena invade su territorio a una velocidad de hasta un kilómetro al mes. El lago Chad, ubicado en la frontera de esta franja natural, ha pasado de cubrir más de 15.000 km2 en los años sesenta a no superar los 325 km2 en la actualidad. La guerra no está perdida. Así lo piensan al menos los impulsores de la Gran Muralla Verde (GMV). La idea, propuesta en lo
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